Buenos días querido sol, ¿sabes que hoy te veo más
hermoso y cálido que ayer? Y eso que estamos en pleno otoño.
¿Será que eres más importante para mi que antes?
¿O acaso cada nuevo día al verte, renace en mi corazón la
esperanza de un futuro feliz, sin odios, grietas, ni “virus”?
Tal vez lleguemos a entender los humanos el valor de una
palabra, un abrazo, una caricia, o simplemente una mirada.
La naturaleza que tanto pisoteamos, contaminamos y destruimos,
ya no sufre tanto.
Los animales de a poco recuperan parte de su hábitat, su
libertad, su bienestar y su alegría.
Juegan sin temor, saltan corren, sin que nadie los
moleste. Los pájaros brindan bellísimos conciertos armoniosos y vibrantes.
¿Qué pasa en el mundo que ellos circulan con tanta
normalidad?

¿Quién hace daño? El ser humano. ¿Quién está sufriendo
ahora? El ser humano.
Parecería que no somos tan dominadores, ni poderosos, y
que muchos gobernantes, tuvieron que atar el caballo de su soberbia en el
palenque, porque se les desbocó.
Caramba, tan arriba de la cima de la fortuna, el dinero y
el
poder, y ahora tan tirados en el piso rogando que no nos toque. Aun, los no
creyentes en nada, (según manifestaban antes), me envían cadenas de oración de
distintas religiones. Y me parece muy bien. Este momento necesita de toda la
fuerza espiritual que tengamos. Y esa, está dentro de nuestra alma. Allí, en un
rinconcito, tratando de molestar lo menos posible y no echándonos en cara el
que muchas veces lo dejamos de lado, está Dios para algunos, Jehová para otros,
o ponle el nombre que quieras,
Él, alimenta
nuestra FE y ESPERANZA, y bajo el lema del amor y la solidaridad por el
otro, nos enseña el respeto y el agradecimiento por cada momento de nuestra
existencia. “VALORES”.
Tratemos de ser mejores cada instante y tendamos nuestra
mano a quien podamos ayudar.
Apoyemos y cuidemos a los que ponen el pecho en primera
fila a esta Pandemia.
Equipos de Salud y todos aquellos que aportan su granito
de arena para que no nos falte lo imprescindible para sobrellevar este trance.
No olvidemos a los fallecidos, ni a sus familias y
amigos. Oremos por ellos y démosle contención en la medida de nuestras
posibilidades.
No escribo nada que el mundo no sepa, pero sentí la
necesidad de plasmarlo en este querido Blog.
¡Qué Dios nos bendiga y proteja a todos, y nos de la
fuerza para luchar, y resignación y fortaleza para sobrellevar las pérdidas
invalorables que debamos afrontar!
Muchas Gracias!!!
Mario Marini