Con varias décadas encima, con
las chapas volando, mi paciencia a punto de ser enterrada sin funeral ni
necrológica, y mis esperanzas casi truncas, una vez más pensando en nuestra
gente, el dolor me produce la sensación de que solucionar la
pobreza, la falta de educación, la salud pública, etc., etc., etc., va a ser
más difícil que encontrar las llaves del
cielo en nuestro llavero.
Malos tiempos para los más pobres.
Según mi memoria,
siempre.
La cola del barrilete, el último orejón del tarro, más
boleados que ñandú en desgracia, esperando que alguien se acuerde de ellos y
les tire una cuarta.
Más allá de los cálculos optimistas o pesimistas del
funcionario de turno, los errores de ese "señor", se pagan caro. ¿Y
de qué bolsillo salen los fondos para superar ese "pequeño" error de cálculo?
Del más humilde, del que todavía se esperanza cuando
escucha las promesas, en alguna sucia y repetida campaña, de buenas intenciones, que rara vez se
concretan.
Mi pregunta tonta de simple ciudadano es, ¿si cualquiera
de nosotros se equivoca en la administración casera, qué pasa? Nuestra
economía se va por el colador y quedamos
en la palmera.
Ahora, si un funcionario comete los errores que tanto nos
cuestan a los habitantes, en este caso, de nuestra querida Argentina, al
término de su mandato se irá poco menos que homenajeado por su gran gestión.
Jamás habrá castigo, porque las leyes las hacen ellos
mismos y siempre les queda una "Ventanita" por la cual deslizarse
como un "Pata de lana", a punto de ser sorprendido por el pobre
adornado y huir a sus madrigueras esperando una nueva oportunidad de prenderse 2para salvar a los pobres". Ja Ja Ja
Deberían responder con sus bienes, (bien declarados y
comprobados antes de asumir), en forma solidaria, vas a ver como cambian las
cosas.
Y después de todo eso, mirá que bien la estudiaron, con
el verso de que "el poder reside en el pueblo y es el que tiene la última
palabra..." Seguro la palabra será Amén..., luego de elevar hacia el Supremo
una oración pidiendo clemencia y justicia.
El Barba debe estar saturado de estas oraciones, que
seguro le llegan de todas partes del mundo y de postulantes de distintas
religiones.
Andamos como perro sin dueño, de un lado a otro,
esperando recibir los " maravillosos logros", alcanzados en las
últimas "negociaciones".
Aplaudan, aplaudan, no dejen de aplaudir, que el pueblo
arruinado ya no puede subsistir!!!
Sin enrolarme en ninguna bandería política ni religiosa
en particular, les propongo a todos, "afiliarnos" al partido ¡JUSTICIA PARA EL DE ABAJO!
Ya se que no existe, pero imaginemos que podemos lograrlo
y luchemos por nuestros hijos y hermanos.
Hagamos valer
nuestros derechos, para no tener que andar haciendo "Patito" en el
río de nuestras necesidades, para no hundirnos en las profundidades de ese
triste abismo llamado olvido.
Desde la "fortaleza" de nuestros trabajos, de nuestro
cumplimiento y responsabilidad, exijamos a la contraparte el aporte que le corresponde, empezando con el respeto
por los trabajadores y buscando la generación de empleos dignos para todos aquellos
que no lo tienen.
"NO AL
ODIO Y A LA DISCRIMINACIÓN. SI A LA UNIDAD PARA EL BIEN COMÚN"
POR UN PAÍS CON
FUTURO DIGNO PARA TODOS LEVANTO MI COPA EN UN ABRAZO FRATERNO Y LES DIGO:
¡SALUD!
Nicerio Masari
Sr. Nicerio:
ResponderEliminarEstá bueno lo que escribió. La pobreza asusta y ya no es pobreza solamente, ya es indigencia.
Desde que tengo uso de razón trabajo para aportar a una sociedad sin pobres, pero también recuerdo cuando Jesús nos dijo que "..a los pobres siempre los tendrán con vosotros..." Entendido así, sé que deberemos trabajar siempre porque los pobres estaban, están y estarán. Lo que creo que falta es apostar a la educación ya que pueblos con educación saben pensar y entonces es difícil engañarlos.
Cuando trabajé de maestra en una escuela de un barrio obrero, en la década del 70, mis alumnos eran brillantes y yo cada vez les enseñaba más porque me hacía feliz ver la respuesta de los chicos de ese segundo grado, hasta que un día me visitó la Vicedirectora para pedirme "que parara de enseñar" . Ante mi sorpresa, con mis apenas veintipico de años, le pregunté qué me sugería que hiciera, y ella me contestó: " hacelos jugar". Por supuesto que corriendo el riesgo del apercibimiento no lo hice, pero sí recuerdo que la educación en esa época empezó a declinar, y hoy gracias a ese reemplazo de la educación por el juego, padecemos la aparición de programas televisivos en donde hacen jugar a la gente (ojalá se jugara de verdad para aprender y para competir sanamente), somos testigos de la falta del hábito de la lectura en la gran mayoría de las personas, y los valores básicos y fundamentales que se enseñaban en la escuela se dejaron de enseñar, lo que daría lugar a otro tango de Discépolo parecido a "Cambalache".
No quiero entusiasmarme con el tema que es muy amplio y muy interesante.
Pienso que la educación y el trabajo deben ir de la mano para ver a una sociedad mejor.
Felicitaciones por el blog.
Atte: Maria Liressa
Maestra argentina