Leyenda navideña de México
A Pablo le encantaba aquella tradición. Todos los años veía llegar a muchas personas desde muy lejos, con regalos hermosos: cestas de frutas, ropa, algún juguete...Pero según pasaban los años Pablo se ponía más y más triste. Él solo veía como todos iban y depositaban sus regalos, pero él no tenía nada que regalar, él era muy pobre y eso lo hacía sentir muy mal.
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Cuenta una leyenda que hace mucho, mucho tiempo, en un pequeño pueblo de México, todos los habitantes se reunían en la iglesia cada año durante el nacimiento de Jesús para dejarle algún regalo.
Pablo quiso esconderse para evitar que otro miraran que no tenía nada que dar, fue y se escondió en un rincón de la iglesia y comenzó a llorar, pero pronto de sus lágrimas que habían caído al suelo, comenzó a brotar una hermosa flor con pétalos rojos.
Pablo comprendió que aquella flor era un regalo de Dios, para que Pablo se la regalara al niño Jesús. Contento fue y depositó aquella flor juntos con los demás regalos, pero manteniendo el secreto que había nacido de sus lágrimas.
El resto de personas, al ver aquella planta tan bella, decidieron llevar una idéntica cada año. Ese gesto, poco a poco, se convirtió en una tradición, y hoy en todos los hogares, una bella flor de Pascua deslumbra a todos con sus intensas hojas rojas.
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