domingo, 24 de junio de 2012

"Casi un cuento... de Marcos Novo"


Era un apacible atardecer de Enero en el Valle de la Buena Esperanza. El sol se había ocultado tras un espeso manto de nubes entre tintes rojizos y azulados, dando paso al majestuoso e impenetrable misterio de la noche.
Una sensación de paz y quietud fue apoderándose lentamente del campo. Allá, en el cielo, las estrellas encendían sus candiles, mientras, la luna pugnaba por desgarrar los negros nubarrones que trataban de abrazarla. Hacia el poniente destacaba una casa que en contraste con la difusa luz nocturna parecía casi fantasmagórica. Dentro de ella todo era silencio ya que luego de la dura jornada agrícola todos estaban entregados al descanso.
¿Todos? No, casi todos. Como lo venía haciendo habitualmente desde varias semanas atrás, Luisito, un hermoso niño de sólo cuatro años, abrió muy suavemente la puerta de la cabaña y se dirigió con pasos menudos y rápidos hacia la arboleda que distaba unos cien metros de la misma. En sus manitos destacaba un bulto. Al llegar a los ´árboles llamó casi murmurando; “amigo”, “amigo”, “ven amigo, soy yo”, como al conjuro de esas palabras un enorme perrazo apareció meneando la cola y dando saltos de alegría alrededor de la criatura. Toma, come, le dice el niño, hoy te traje una galleta y un trozo de carne asada que pude esconder de mi comida.
-¿Sabes? Hoy le pedí otra vez a papá que me dejara llevarte a casa, pero me dijo que un perro lo único que trae son gastos inútiles, pulgas y además ensucia todo y que mientras él viva no vamos a llevar ninguno a vivir con nosotros. Yo lloré mucho, pero no puedo hacer nada.

-Mientras el pequeño hablaba, el perro había comido las viandas y con un gruñido de satisfacción se dejaba acariciar por él. Comenzó entonces a soplar una brisa que pronto se hizo más y más fuerte y Luisito se despidió del animal con un cariñoso “hasta mañana amigo”.
Luego, tan sigilosamente como había salido, volvió a entrar en la vivienda y se dirigió a su cuarto en la planta alta acostándose con una sonrisa pensando en su “amigo”.
-Como todos los nobles de espíritu pronto se durmió dulcemente. Afuera se había desatado una fuerte tormenta, truenos y relámpagos hacían estremecer la tierra mientras el animal soportando la furia de los elementos miraba hacia el lugar por donde había desaparecido el niño.
De repente un resplandor vivísimo iluminó la noche seguido de un retumbo infernal aumentado por el rugir del viento.
Había sido un rayo que cayendo sobre la leñera repleta de troncos secos fue pronto fácil pasto de las llamas.
Pronto éstas, empujadas por el vendaval, hicieron presa de la vivienda donde se encendió una luz y se oyeron gritos de pánico y corridas, tratando, quizá, de tomar lo más valioso antes de salir a ponerse a cubierto del incendio, que facilitado por la combustibilidad de la madera, avanzaba con una rapidez desesperante.
Se abrió la puerta y corriendo salieron tres niños y detrás sus padres con un viejo baúl donde llevarían alguna ropa, documentos y sus ahorros.
-Mientras, los vecinos alertados por la inmensa antorcha que era como un enorme faro en la noche, habían acudido presurosos y con baldes, hachas, palas y todo elemento disponible atacaban el siniestro tratando de evitar el desastre total.

-Un grito desgarrador estremeció entonces a los hombres, era la madre de Luisito, éste, no había salido con ellos. Con el pánico y la conmoción del momento no se dieron cuenta de su falta hasta ese momento, aún estaba dentro de la casa.
Desesperado, el padre corrió hacia la puerta, pero una lengua de fuego surgió por ella cerrándole el paso. Angustiados, impotentes, bañados en transpiración por el esfuerzo y la angustia, vieron en la ventana al niño que habiéndose despertado lleno de terror, gemía y gritaba clamando ayuda.
-En ese instante una sombra atravesó sin vacilaciones la llameante puerta ante la mirada atónita de los presentes.
-Era un perro, el mismo que tantas veces fuera despreciado por los dueños de casa. Se vio desaparecer al niño de la ventana y los hombres redoblaron sus esfuerzos abriendo una brecha en la pared que aún se mantenía milagrosamente en pie.
-Transcurrieron unos segundos en que sólo se oía el crepitar de las llamas mezclado con el jadeo de los hombres y el orar de las mujeres pidiendo un milagro…
-Un nuevo grito, pero esta vez de alegría, vibró cual un toque de clarín en los corazones de los allí reunidos.
-El perro había salido por la brecha abierta arrastrando a un lloroso pero vivo, Luisito.
-La madre, con un rugido de desesperación y angustia mal contenida, corrió a abrazarse a su hijo, mientras el perro lamía cariñosamente la cara al muchachito, como contento de haberle salvado la vida. ( Y ¿Quién sabe? Quizá lo estaba).
-El amanecer iluminó pálidamente la tragedia en toda su magnitud; no había quedado nada sin quemarse. Todo era negro carbón y blanco ceniza.

-Pero no todo era tristeza. Los vecinos habían prometido ayudarlos a reconstruir lo que la fatalidad había destruido.
-Dos meses más tarde la casa estaba terminada. Junto a ella una hermosa “cucha blanca”, con un nombre cuidadosamente pintado en su frente, ¡AMIGO!
Junto a ella dos seres juegan felices, Luisito y su perro, mientras su padre los contempla con lágrimas en los ojos y una frase bailando en sus labios y en su corazón. ¡GRACIAS AMIGO!




Dedicado con todo mi corazón a todos los perros”Amigos”
con los que compartí gran parte de mi vida.



Imágenes de internet modificadas

domingo, 17 de junio de 2012

domingo, 10 de junio de 2012

Caricatura / Ironía


ARTISTA CARICATURISTA POLACO ESTA CAUSANDO SENSACIÓN. VEAN PORQUÉ
Este artista polaco suele plantear en sus obras, críticas a diferentes problemáticas actuales, que a pesar de vivir en un mundo tecnológico y globalizado que debería tener un equilibrio social, sigue sin resolver situaciones como el racismo, la explotación laboral, la falta de educación o el descuido del medio ambiente. La obra de PAWLA KUCZYNSKIEGO llama la atención sobre estas temáticas y lo hace con el ingenio y la creatividad necesaria para que su propuesta no pase inadvertida.

















Realmente, sobran las palabras. Gracias a Horacio que nos envió las imágenes extraídas de internet.


"La nube y el viento"

    Una hermosa mañana de otoño, en algún bello lugar de mi querida Argentina, pude observar y escuchar a una nube hablando con el calmo v...