domingo, 4 de marzo de 2012

"Mariano Moreno" 4 de Marzo aniversario de su fallecimiento



Es necesario que los pueblos conozcan sus orígenes y sus referentes más importantes, para valorar en toda su dimensión el significado de la palabra "LIBERTAD"
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Mariano Moreno (Buenos Aires, 23 de septiembre de 1778 - alta mar, 4 de marzo de 1811), fue abogado, periodista y político de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Tuvo una participación importante en los hechos que condujeron a la Revolución de Mayo y una actuación decisiva como secretario de la Primera Junta, resultante de la misma.



Moreno fue el ideólogo de la Revolución de Mayo, abogado defensor de los derechos indígenas. Fue siempre fiel a sus ideales de liberación e ideología roussoniana aprendidos en la Universidad más prestigiosa de la región en la época, la Universidad de Chuquisaca. Moreno fue uno de los que no se dejo seducir por la princesa Carlota Joaquina, Hermana de Fernando VII y esposa del príncipe Juan de Braganza, ya que no consideraba que ella fuera un vehículo adecuado para la independencia de estos pueblos. La ilusión del Carlotismo, de todos modos, le duraría muy poco a los patriotas. Con sus escritos y exposiciones Moreno contribuyó al desarrollo del comercio en el Río de la Plata. Además en Julio de 1810, la Junta lo designó para que redactara un Plan de Operaciones y el proyecto de estrategia política de la revolución, debido a la gran capacidad que Moreno tenía con la escritura y la oratoria.
Mariano Moreno era hijo de Manuel Moreno y Argumosa y de Ana María Valle, una familia que por parte de madre, se hallaba emparentada con la alta burguesía porteña. Fue su tío el eminente ciudadano Tomás Antonio Valle, de destacada actuación pública en tiempos del virreinato y los primeros gobiernos patrios. Sus abuelos maternos fueron don Antonio Valle y Luisa Ramos, propietarios de importantes extensiones de tierras en la provincia de Buenos Aires. El matrimonio Moreno-Valle tuvo catorce hijos. Mariano cursó sus estudios secundarios en el Colegio San Carlos (actual Colegio Nacional Buenos Aires), en donde finalizó sus estudios con título de honor. Consiguió contactos dentro del ámbito literario, gracias a los cuales pudo continuar sus estudios en la Universidad de Chuquisaca, la única de tales características en Sudamérica en aquella época.
Tras la ardua travesía en carreta hasta el Alto Perú, a través de los extensos territorios del Virreinato del Río de la Plata, Mariano Moreno llegó a la ciudad altoperuana en 1799. Tenía 22 años y permaneció allí durante los cinco años siguientes, en lo que iba a ser una de las etapas más intensas de su vida. Allí funcionaba también la Academia Carolina, un cuerpo de practicantes de letrados que era una especie de curso superior de la universidad. Para obtener el título de abogado, había que cursar en ella dos años de estudio y rendir un examen teórico final.
Allí leyó los libros de Montesquieu, Voltaire, Denis Diderot, Jean-Jacques Rousseau y otros pensadores europeos de la época. Asimismo, estudió el idioma inglés y el francés para poder comprender a los autores que escribían en dichas lenguas, por lo que también ofició de traductor. Una de las obras que tradujo fue el libro "El contrato social" de Rousseau. Dedicó varios años a traducir la obra de éste, pero sólo la editó en 1810 en La Gaceta, con un prólogo de su autoría en que se lee:

«Si los pueblos no se ilustran, si no se vulgarizan sus derechos, si cada hombre no conoce lo que vale, lo que puede y lo que se le debe, nuevas ilusiones sucederán a las antiguas, y después de vacilar algún tiempo entre mil incertidumbres, será tal vez nuestra suerte mudar de tiranos sin destruir la tiranía».


En el prólogo a la traducción de "El contrato social", Moreno declara su admiración por el ideólogo francés: "Este hombre inmortal que formó la admiración de su siglo y será asombro de todas las edades, fue quizás el primero que, disipando completamente las tinieblas con que el despotismo envolvía sus usurpaciones, puso en clara luz los derechos de los pueblos, y enseñándoles el verdadero origen de sus obligaciones, demostró las que correlativamente contraían los depositarios de sus gobiernos". Bajo la tutela del canónigo Terrazas, conoció los textos filosóficos de la Ilustración y fue su deseo implementar las ideas en su país. Influenciado por personajes como el jurista español Juan de Solórzano Pereira, el más destacado publicista del derecho indiano, y Victorián de Villalva (fiscal de la Audiencia de Charcas, defensor de la causa indígena), escribió su tesis doctoral: Disertación jurídica sobre el servicio personal de los indios, donde puede leerse:

«Desde el descubrimiento empezó la malicia a perseguir unos hombres que no tuvieron otro delito que haber nacido en unas tierras que la naturaleza enriqueció con opulencia y que prefieren dejar sus pueblos que sujetarse a las opresiones y servicios de sus amos, jueces y curas. Se ve continuamente sacarse violentamente a estos infelices de sus hogares y patrias, para venir a ser víctimas de una disimulada inmolación. Se ven precisados a entrar por conductos estrechos y subterráneos cargando sobre sus hombros los alimentos y herramientas necesarias para su labor, a estar encerrados por muchos días, a sacar después los metales que han excavado sobre sus propias espaldas, con notoria infracción de las leyes, que prohíben que aún voluntariamente puedan llevar cargas sobre sus hombros, padecimientos que, unidos al mal trato que les es consiguiente, ocasionan que de las cuatro partes de indios que salen de la mina, rara vez regresen a sus patrias las tres enteras».

Moreno no quería volver a Buenos Aires sin conocer la fuente de las riquezas y de las desgracias del Perú. Por eso en 1802 visita la ciudad de Potosí. Ve a los descendientes de Pizarro que ejercercian sin piedad sus variados papeles como corregidores y encomenderos rodeados de grandes riquezas. Y vio la mita, que evidencia la miseria del indio y el despojo de que ha sido sujeto, retrato exacto de lo que había leído en la obra de Villava. Mariano Moreno regreso a Chuquisaca sumido en una tristeza profunda, con el pensamiento concentrado en el sufrimiento de una raza. En agosto de 1802 presentó en la Academia Carolina una monografía titulada: "Disertación jurídica sobre el servicio personal de los indios en general y sobre el particular de yanaconas y mitarios". Se trataba de una obra de carácter político, del primer escrito en el cual critica la organización colonial. Con palabras encendidas, Moreno custionó las relaciones imperantes en esa sociedad; atacó a los encomenderos y a los funcionarios que habían tergiversado el espíritu de las leyes de las Indias y pide a la Audiencia que acabe con los abusos y la servidumbre. A fines de 1802, el destacado estudiante debe preparar el último examen teórico para obtener su título de abogado. A pesar de que pocos meses antes se había expresado en contra del orden colonial instituido, para su disertación final opta por eludir cualquier polémica con los defensores de ese orden. Es que, como diriá Bernardo de Monteagudo en 1812,"¿Quién se atrevería en aquel tiempo a mirar a las cadenas con desdén?". El futuro conspirador estaba obligado a simular. Sabía que su hipocresía es transitoria, un sacrificio necesario para hacer posible el momento de la verdad. Eligió entonces un tema intrascendente: una ley sobre los bienes del marido o de la esposa que contraía nuevas nupcias.
Entre 1803 y 1804 realizó sus prácticas profesionales en el estudio de Agustín Gascón, oficiando como abogado defensor de indios contra abusos de sus patrones, llegando a inculpar a poderosos personajes como al intendente de Cochabamba y el alcalde de Chayanta. Estas actividades hicieron que su permanencia en Chuquisaca se viera complicada y junto a su reciente esposa, María Guadalupe Cuenca, de 15 años de edad, y su recién nacido hijo, se trasladasen a Buenos Aires a mediados de 1805. El retorno de Mariano Moreno a Buenos Aires, estaba relacionado con su enfrentamiento con el poder chuquisaqueño, que tornaba difícil e insegura su permanencia en el Alto Perú.
Ya en Buenos Aires, fue habilitado por la Audiencia para ejercer su profesión de abogado como relator de la Audiencia y asesor del Cabildo de Buenos Aires, y uno de sus primeros casos fue la defensa del canónigo Melchor Fernández, agraviado por el obispo Benito Lué y Riega. En otro de sus primeros pleitos fundamentó la decisión del cabildo de negar el nombramiento como alférez del joven Bernardino Rivadavia.

Las invasiones Inglesas y la fundación de La Gazeta

En 1806 tuvieron lugar las Invasiones Inglesas, durante las cuales Buenos Aires fue ocupado por una fuerza militar británica. Aunque Moreno no participó activamente de las contraofensivas militares con las cuales se los expulsó, se opuso a la presencia inglesa en Buenos Aires y durante la misma escribió un diario en donde tomaba nota de todos los acontecimientos que sucedían. Su propósito era que sus compatriotas conocieran en el futuro por qué circunstancias tal acontecimiento había tenido lugar. Moreno afirmaba lo siguiente:

«Yo he visto llorar muchos hombres por la infamia con que se les entregaba; y yo mismo he llorado más que otro alguno, cuando a las tres de la tarde del 27 de junio de 1806, vi entrar a 1.560 hombres ingleses, que apoderados de mi Patria se alojaron en el fuerte y demás cuarteles de la ciudad».

En 1807, antes de volver a atacar a la ciudad de Buenos Aires, un nuevo conjunto de ejércitos ingleses tomó la ciudad de Montevideo. Por entonces se comenzó a editar en dicha ciudad un periódico bilingüe, tanto en inglés como en castellano, conocido como The Southern Star o La estrella del Sur. En él se defendía el libre comercio, una de las metas de los ingleses, y se promovía la independencia americana bajo tutela inglesa. En Buenos Aires la Audiencia prohibió la circulación de dicho periódico, encargándole a Moreno la redacción de artículos que refutaran las afirmaciones del mismo. Moreno se negó, ya que aunque no aceptaba la dominación inglesa sí estaba de acuerdo con algunas de las críticas que se formulaban al gobierno español.

Primeras actuaciones públicas

Portada de La Representación de los Hacendados.
Por sus vínculos con el alcalde Álzaga, ocupó el cargo de asesor legal del Cabildo de la ciudad. En ese carácter, fue el autor de una petición al Rey de España, para que el Cabildo de Buenos Aires fuera nombrado Protector de los Cabildos del Virreinato del Río de la Plata, de modo que ningún cabildo local pudiera dirigirse al Rey o al virrey, sino a través de la capital.
Acompañó a Martín de Álzaga como uno de los organizadores de la Asonada de Álzaga, ocurrida el 1 de enero de 1809, que pretendía reemplazar al virrey Santiago de Liniers por una junta de gobierno, de la que hubiera formado parte. Fueron derrotados por la enérgica reacción del coronel Cornelio Saavedra, al mando del Regimiento de Patricios. Moreno fue el abogado defensor de Álzaga en el juicio que se le siguió, que estaba caratulado como juicio por independencia.
Al llegar a Buenos Aires el nuevo virrey, Baltasar Hidalgo de Cisneros, los arrestados por dicho alzamiento fueron liberados, en virtud de un informe favorable redactado por Moreno y el síndico Julián de Leyva. Mariano Moreno fue ascendido a relator de la Real Audiencia de Buenos Aires.
Cisneros también declaró el libre comercio con Inglaterra. Hasta entonces, España mantenía el monopolio del comercio exterior de sus colonias, pero Buenos Aires solía ser relegada en el mismo. La situación se agravó con la disminución del comercio español debido al recrudecimiento en Europa de las guerras napoleónicas, lo cual llevó a la ciudad a un fuerte déficit. La medida fue criticada por el apoderado del Consulado de Cádiz, que aseguraba que la libre entrada de productos ingleses perjudicaría a las industrias artesanales de las ciudades del interior y la relación con España y su rey, y afectaría a la moral, las costumbres y la religión.

La Representación de los Hacendados

Un importante grupo de estancieros, que no se sentían adecuadamente representados en el Cabildo, le pidió a Moreno que defendiera la apertura económica, para lo cual publicó una Representación de los Hacendados, en que promovía el libre cambio, atacaba los privilegios de los monopolistas, y promovía el interés exportador de los ganaderos. Es considerado el informe económico más completo de la época del virreinato. Representaba las nuevas ideas económicas que se desarrollaban en Europa, y señalaba que el monopolio comercial con España no impedía que los productos ingleses se introdujeran ilegalmente de todas formas.
Diversos autores han puesto en duda la autoría del documento por parte de Moreno, considerando que era una actualización de otro, redactado anteriormente por Manuel Belgrano, Secretario del Consulado de Comercio de Buenos Aires, para ser presentado a Liniers. Por otro lado, el virrey ya había decidido anunciar el libre comercio, para lo cual traía instrucciones desde España. Había pedido informes a otras corporaciones, como el Consulado, el Cabildo y la Audiencia, que se habían pronunciado a favor.
Dicha presentación, así como el prestigio y la amplia cantidad de contactos de Moreno en la sociedad virreinal, le fueron útiles a Moreno para conseguir la confianza de Cisneros. Aún así, secretamente, Moreno respaldaba los movimientos que planeaban destituir al virrey.

La Revolución de Mayo

Mariano Moreno no participó del cabildo en el momento en el que se anunciaban los nombres de los integrantes de la nueva junta de gobierno. Pero con su decidida intervención en las reuniones secretas llevadas a cabo para definir los pasos de la revolución ya había aclarado su postura en favor de la formación del nuevo gobierno. Tampoco había permanecido la tarde anterior en la casa de Nicolás Rodríguez Peña -uno de los reductos de reunión preferidos por los revolucionarios- cuando Antonio Beruti redactaba la lista de los miembros de la Junta. El ideólogo de la revolución no sabía todavía que su nombre había sido incluido en la nómina, aunque seguramente lo intuía. Aquel 25 de mayo su hermano Manuel lo buscó ansiosamente por los lugares que solía frecuentar para darle la noticia. A media tarde, Mariano Moreno ya estaba enterado de la novedad. Alguien le contó cómo se desencadenaron los sucesos desde el día anterior, después de que él se hubiera retirado de la casa de Rodríguez Peña junto con Feliciano Chiclana y Matías Irigoyen.

El núcleo revolucionario rechazaba de plano que el virrey participara en un gobierno patrio. Luego de que la lista de integrantes de la núeva junta fuera aclamada por todos se redacto un documento al que llamaron "la Representación", en el que se instaba al Cabildo a que cumpliera con la voluntad popular. La noche del 24 de mayo un grupo de patriotas había salido a recorrer las estrechas calles de la Buenos Aires colonial para conseguir que la mayor cantidad posible de vecinos estampara su firma en el documento que se presentaría en el cabildo el día siguiente. Por fin, frente a la presión del núcleo revolucionario y del pueblo, Cisneros renunció. Al Cabildo no le quedaba otra opción que aceptar la lista de la nueva Junta de Gobierno. Aquel 25 de mayo de 1810, Moreno ya sabía que el nuevo gobierno se verá sujeto no sólo a presiones externas sino también a enconadas pujas internas: "Es preciso, pues, emprender un nuevo camino en que lejos de hallarse alguna senda será necesario practicarla por entre los obstáculos que el despotismo, la venalidad y las preocupaciones han amontonado después de siglos ante los progresos de la felicidad de este continente. Después que la nueva autoridad haya escapado a los ataques a que se verá expuesta por sólo la calidad de ser nueva, tendrá que sufrir los de las pasiones, intereses e inconstancia de los mismos que ahora fomentan la reforma. Un hombre justo que esté al frente del gobierno será tal vez la víctima de la ignorancia y de la emulación". A fines de 1809, Mariano Moreno ya ha definido su posición política. Estaba definitivamente en contra de los españoles realistas y del francés Liniers. También se encontraba muy alejado de los criollos monárquicos defensores del carlotismo. El joven abogado siguió fiel a su posición, y sabía que el sector juvenil y republicano del partido patriota lo apoyaba. Promovió la constitución de una Junta de gobierno autónoma que, enarbolando la máscara de sumisión a Fernando VII, respetase la voluntad popular.

La Primera Junta

Durante el año 1810, tuvo varios contactos con grupos partidarios de la Independencia, producto de su presentación en favor de los hacendados, pero no participó activamente en los sucesos de la Revolución de Mayo. El día 25 de mayo se propuso una lista de candidatos a la Primera Junta de gobierno, formada por tres partidarios de Álzaga (Domingo Matheu y Juan Larrea y el secretario Mariano Moreno), tres miembros del grupo de Manuel Belgrano (éste mismo, Juan José Castelli y el secretario Juan José Paso), y tres moderados: el presidente Saavedra, Miguel de Azcuénaga y Manuel Alberti.

La Gazeta de Buenos Ayres


Fue el autor de la proclama del día 28 de mayo, por la que la Junta anunciaba su instalación a los pueblos del interior y a los gobiernos del mundo, y convocaba a los representantes de las demás ciudades a incorporarse a la misma.
En sólo 7 meses, su nombre quedó unido a una larga lista de realizaciones revolucionarias: estableció una oficina de censos y planificó la formación de una Biblioteca Pública Nacional; reabrió los puertos de Maldonado (Uruguay), Ensenada y Carmen de Patagones; mediante varios decretos, liberó de las antiguas restricciones el comercio y las explotaciones mineras. Intentó regular el ejercicio del patronato sobre la Iglesia, estableció las ordenanzas militares para los oficiales y cadetes, creó nuevas compañías de voluntarios y organizó la policía municipal.
Fundó y dirigió la Gazeta de Buenos Ayres, el periódico oficial, desde el cual publicó sus ideas. Casi todas las semanas publicaba largas y detalladas notas de gobierno, que reunidas llenan cientos de páginas. Publicó un decreto de libertad de prensa según el cual se podía publicar por la prensa cualquier cosa que no ofendiera la moral pública, ni atacara a la Revolución ni al gobierno.
La política económica de la Junta fue librecambista por tres razones: se necesitaba con urgencia una cierta apertura comercial, la apertura traería un aumento de ingresos públicos (la aduana era la principal fuente con que se contaba) y también se necesitaba algún aliado frente a España, y el más poderoso era Inglaterra. Sin embargo, en una nota de La Gaceta, escribía:

"El extranjero no viene a nuestro país a trabajar en nuestro bien, sino a sacar cuantas ventajas pueda proporcionarse. Recibámoslo en buena hora, aprendamos las mejoras de su civilización, aceptemos las obras de su industria y franqueémosle los frutos que la naturaleza nos reparte a manos llenas. Pero miremos sus consejos con la mayor reserva..."

Reacciones contra los movimientos realistas


Con el fin de restar influencias y poder al antiguo régimen, ordenó el destierro tanto del virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros, como de todos los miembros de la Real Audiencia de Buenos Aires. Tiempo después, la Junta nombró una nueva Audiencia, compuesta por criollos leales a la Revolución.
Al saberse de la Contrarrevolución de Córdoba, dirigida por el gobernador Juan Gutiérrez de la Concha y el ex virrey Santiago de Liniers, se organizó un ejército al mando del jefe del regimiento de Arribeños, Francisco Ortiz de Ocampo. Éste llevaba la orden de fusilar a los líderes contrarevolucionarios en el momento de ser capturados, decisión que había sido tomada por la Junta en pleno, exceptuando a Manuel Alberti, que se excusó por su carácter eclesiástico.
Ocampo derrotó a las fuerzas sublevadas y, a pedido de los habitantes de Córdoba, los envió prisioneros a Buenos Aires en lugar de ejecutarlos. La Junta se alarmó, ya que se temía que si Liniers llegaba a Buenos Aires podría ser liberado debido a su popularidad, y volviera a tomar las armas en su contra. La respuesta de Moreno fue enviar a Castelli, Rodríguez Peña y French a interceptar el traslado de los prisioneros y fusilarlos en el acto. Moreno le ordenó a Castelli lo siguiente:

"Vaya usted y espero que no incursione en la misma debilidad que nuestro general; si todavía no se cumple la determinación tomada, irá el vocal Larrea, a quien pienso no faltará resolución, y por último iré yo mismo si fuese necesario (...)"

Los prisioneros fueron fusilados, con excepción del obispo Orellana, en respeto a su investidura religiosa.
Su gestión ayudó al Ejército Auxiliar, al mando de Ocampo y Castelli, a transformarse en el Ejército del Norte, con el cual se lanzó la primera expedición auxiliadora al Alto Perú. Y también fue enviada otra, al mando de Belgrano, a Paraguay; ambas fracasarían algún tiempo más tarde, y la guerra de Independencia se prolongaría por quince años.

Plan de Operaciones

Un aspecto que genera controversias entre los historiadores es un documento atribuido a Moreno, conocido como el "Plan de operaciones". En el mismo se detallan metas y estrategias que debería seguir la Primera Junta, y cómo tratar a los partidarios, los opositores y los neutrales. En líneas generales, se plantean cursos de acción muy duros para defender la independencia. Lo que se encontró sobre dicho plan fue un documento manuscrito que aparentaba ser una copia del plan presentado a la junta, el cual fue hallado en el Archivo General de Indias en 1896. Investigaciones posteriores plantearon la posibilidad de que dicho documento haya sido una falsificación literaria, preparada por un español al servicio de la Corte de Portugal, con el objetivo de desprestigiar al gobierno patrio. Los partidarios de la veracidad del documento, por su parte, afirman que su contenido sería coherente con las acciones de gobierno llevadas a cabo por la Primera Junta.14 En ese documento se plantean acciones revolucionarias de carácter jacobino, y un apoyo a la delación, al fusilamiento sistemático de opositores, y la cesión15 de la Isla Martín García a la Corona Británica para la protección de la revolución contra España.


Fallece a los treinta y tres años en alta mar, mientras viajaba a Londres cumpliendo una misión diplomática. Algunos historiadores creen que pudo haber sido envenenado.

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De alguna manera tratamos de aportar nuestro granito de arena para que se haga justicia con la memoria de muchos de los hombres que dieron su vida por nuestra libertad.




Fuente:Wikipedia

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