domingo, 22 de enero de 2012

"Doña Nemecia" por Julian Coquena Burgos


Tuvimos el honor de conocer el año pasado, al amigazo Julian "Coquena" Burgos, guía turístico del noreste argentino y periodista, profundo conocedor y eterno enamorado de nuestra patria y nuestra gente. Gracias a él, hoy les traemos de su blog "El Portal de Quijano", esta maravillosa historia de una compatriota amada y respetada por su gente, a la cual durante muchas décadas deleitó y aun hoy lo sigue haciendo, ojalá por muchos años más, copleando con su caja chirlera.
Gracias a Julian, por permitirnos ingresar a ese jardín maravilloso como es nuestra provincia de Salta, él nos guió y nos deleitó con sus cuentos, buen humor, conocimientos y excelente buena disposición en todo momento, en el viaje al noreste que hiciéramos varios de los miembros de la comunidad hospitalaria del hospital Pedro de Elizalde, (Ex-Casa Cuna) de capital federal, en el 2011.


Doña Nemecia, 100 Años Cantando Coplas...


La abuela cumplió un siglo de vida y sus familiares se juntaron para celebrarlo a lo grande. Armaron una carpa en la localidad de Gobernador Solá, en la Quebrada del Toro. La dueña del día tuvo muchos regalos, pero al que más le prestó atención fue una caja chirlera, la que de inmediato desenvolvió y se puso a cantar coplas de la quebrada. En medio del festejo se realizó un minuto de silencio en memoria del Padre Chifri.
Vio la luz en un catre de tientos, hace cien años atrás. La Quebrada del Toro tenía un solo camino polvoriento que las carretas tiradas con bueyes recorrían cada tanto, llevando mercaderías hasta San Antonio de Los Cobres, pueblo cabecera de la Puna Salteña.“La abuela Nemecia supo ser andariega, de joven trabajó, y también le gustaba cantar coplas porque tenía una voz potente y no había fiesta en la Quebrada donde no estuviera cerrando los ojos, golpeando la caja y echando a los vientos fríos de la zona su trino coplero”, dicen quienes la conocieron en sus años mozos.
Tuvo 11 hijos, tres de los cuáles ya fallecieron. Nietos y bisnietos ya perdieron el número, “son un montón”, dice uno de sus bisnietos, mientras levanta la copa de sidra para el brindis al que convocó el maestro de ceremonia de la fiesta, la que se largó en la capillita del caserío, donde se ofreció una misa en acción de gracias. Luego la gente caminó unos metros para instalarse en la carpa y degustar los 150 kilos de carne de vaca, cordero, chivo y pollo, y regarlo bien con un vino “tres cuartos y en caja, ¿usted cuál prefiere?”, le preguntan a los cerca de 300 invitados que se dieron cita el sábado a la tarde al pueblito de Gobernador Solá, a un costado de la ruta 51, en el camino a San Antonio de Los Cobres. En medio del festejo, se realizó un respetuoso minuto de silencio en memoria del Padre Chifri.
La fiesta empezó pasado el mediodía del sábado, bajo un cielo gris plomizo con amenaza de lluvia. Pero eso no fue impedimento para que llegaran desde la ciudad dos colectivos llenos de familiares y amigos, más camionetas y autos que se estacionaron desde temprano al frente de la carpa.
“Yo vine cabalgando a lomo de mula por medio los cerros, salí el viernes por la tarde de mi casa”, cuenta un hombre de bombacha de gaucho marrón claro, alpargatas, camisa a cuadros, sombrero y cuchillo en la cintura.
No faltó casi nadie, y aquellos que no pudieron concurrir, como el caso del gobernador Juan Manuel Urtubey, mandaron su regalo. Una mesa apostada al costado del escenario lucía los paquetes multicolores con moños y tarjetitas de buenos augurios para la abuela Nemecia.
Tuvo muchos regalos la dueña del día, pero el que más llamó su atención fue una caja chirlera, la que con entusiasmo tomó entre sus manos y se puso a cantar coplas junto a una de sus nietas.
Y ahí nomás se armó el baile, con un grupo de gauchos y chinas que salieron a bailar una Chaqueño Palavecino a la que el gentío acompañó con palmas y revoleando sus pañuelos. Luego bailaron zambas, y cuando la noche se instaló en el lugar arrancó la cumbia.
La abuela Nemecia tuvo su fiesta gigantesca, y participó de ella desde principio a fin. “Salud, abuela querida, felices 100 años, que Dios me la bendiga y que cumpla muchos más”, decía desde el escenario el maestro de ceremonias, mientras que un gaucho, apoyado en un poste y ya medio machadito preguntó: “¿Quién dijo salud?”.


Los invitamos a visitar el blog amigo "El Portal de Quijano", desde Salta la linda

1 comentario:

  1. hola !!!julian
    Esta re bueno el informe gracias por compartir con todos ,sobre la fiestita que realizamos a mi querida tatarabuelita.SALUDOS





    VANESA LAMAS

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