sábado, 22 de noviembre de 2014

"Payasos de Hospital de Alegría Intensiva en Hptal. Elizalde"

Cada martes por la mañana bien temprano, mientras asisto a mis pacientitos, me distrae con alegría el sonido de una música muy especial. Ahora sé quienes son: los cuatro payasitos de Alegría Intensiva que revolotean con sus guitarras y sus voces por las escaleras y los pasillos de mi lugar de trabajo. Son seres especiales que llenan de ilusión durante toda una mañana cada rincón del hospital, porque aunque nuestra querida Casa Cuna se transformó en un lugar muy grande, ellos lo recorren todo, las salas de internación y los distintos consultorios. Siempre que se detienen próximos a mí, salgo a saludarlos y a veces hasta canto con ellos, pues su alegría es contagiosa. Tienen lo que se dice “un ángel” especial y que aprovechan muy bien para ayudar a los enfermitos. En una oportunidad, mientras estaba realizando los prácticos de Pediatría, un alumno asistía a una beba de cuatro meses de edad que no paraba de llorar. Me dijo que seguramente la niña lloraba porque tenía frío, así que me acerqué a él y le dije en voz baja: la beba no tiene frío, está percibiendo que te sentís nervioso frente a ella pues aún te falta experiencia en la delicada relación médico-paciente, sobre todo para tratar a los pequeños. Al escuchar que los payasitos estaban cerca, le pedí a la enfermera que los llamara al consultorio. Ellos, con el respeto que los caracteriza, pidieron permiso y se acercaron a nosotros. Alrededor de la camilla donde estábamos revisando a la beba, se encontraban su mamá y varios alumnos más. Una de las integrantes de Alegría Intensiva se acercó, preguntó el nombre de la niña, y con una voz cristalina y suave, acompañada por su guitarra, comenzó a cantarle a la niñita una melodía improvisada, en la que como una campanita, repetía su nombre. La pequeña dejó de llorar, estiró sus bracitos en actitud de descanso, y mirando hacia arriba comenzó a sonreir. Vaya lección para los alumnos!!!, quienes comprobaron el poder del afecto, de la ternura y de la contención. Situaciones como la que acabo de contar se repiten cada martes por la mañana. Los protagonistas: incansables; los niños: felices. Las palabras sobran y al mismo tiempo me faltan. Sólo quiero darles las gracias a estos seres que nos regalan su alegría en un lugar donde abundan el dolor y las necesidades de distinta índole. Gracias a los cuatro integrantes de Alegría Intensiva por haberse ganado nuestro corazón y por ocupar un lugar tan importante en nuestras vidas. Gracias también a Miguel Edgardo Buezas, un alumno ya casi médico, que con todo cariño y destreza se ocupó, como buen fotógrafo que es, de plasmar en las fotos que tomó momentos que ilustran la tarea de los payasitos. make music movie
¡Muchas Gracias a estos hermosos actores y actrices, músicos, cantantes y mejores seres humanos, que dedican muchas horas y esfuerzo a llevarles un poco de alegría a muchísimos pacientes que tanto la necesitan!

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