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EL TRABAJO INFANTIL: OTRA FORMA DE MALTRATO
Adrián Marcelo Cutri *
Introducción
Existe consenso mundial sobre el daño que ocasiona en los niños su
incorporación al mundo del trabajo. Esto puede amenazar su seguridad, su salud y su desarrollo.
Según la Organización Internacional del trabajo (OIT), más de 246
millones de niños trabajan actualmente. Más de 100 millones de estos niños no van a la escuela y 22.000 mueren en accidentes relacionados con el trabajo cada año.
Sólo en América Latina hay 48 millones de niños trabajadores. Brasil,
Guatemala, México, Perú y Bolivia son los países con mayor prevalencia. Esto puede deberse a que muchas familias de bajos recursos necesitan que sus hijos trabajen para poder subsistir, lo que no permite una correcta escolaridad y una sana recreación de los más pequeños.
Un poco de historia
A lo largo de la historia el trabajo infantil puede dividirse en dos
modalidades: el trabajo dentro de la estructura familiar y el trabajo fuera del hogar.
El primero, no remunerado, incluye la ayuda en las tareas domésticas o
en las labores artesanales o agrícolas (desarrollado principalmente por niñas en el primer caso y por niños y niñas en el segundo).
El trabajo asalariado fuera del hogar podía llegar incluso a la esclavitud.
Ya en el siglo XVI se integraba a los niños en las faenas mineras, ya que por su porte podían acceder a lugares difíciles para el cuerpo de un adulto.
El trabajo infantil dentro de la estructura familiar siempre ha sido
mayoritario y no ha tenido forzosamente una connotación negativa. Al
contrario, a menudo era la forma de realizar el aprendizaje necesario para poder ir asumiendo progresivamente las responsabilidades que más tarde como
* Médico Pediatra. Hospital General de Niños Doctor Pedro de Elizalde.
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adultos se tendrían, asimilando las habilidades domésticas, artesanales o
agrícolas de los padres.
Los menores eran educados en el hogar precisamente en aquellos
conocimientos que necesitaban adquirir para poder sobrevivir en la sociedad de su tiempo. Si esto estaba exento de abusos y el trabajo no se desarrollaba bajo condiciones penosas, el proceso era enriquecedor.
Hay que tener en cuenta que las opciones laborales en la antigüedad no
tenían relación con las posibilidades existentes en una sociedad desarrollada. La movilidad laboral era limitada, condicionada por la clase social a la que se pertenecía o por los recursos naturales disponibles, especialmente en las zonas rurales.
En la actualidad siguen existiendo defensores de este tipo de trabajo,
olvidando el cambio radical que se ha producido en todo el mundo y la grave limitación que supone el analfabetismo o la escolarización precaria, en la medida que cierra las puertas a la cultura escrita, hoy en día imprescindible para aspirar a cualquier promoción laboral en cualquier sector productivo.
Por otro lado, el trabajo fuera de la estructura familiar, casi siempre
míseramente remunerado o esclavo, ha sido siempre una forma de explotación.
Este tipo de trabajo, afectando a una menor o mayor proporción de menores en cada sociedad, reglamentado o no, ha existido siempre.
Desde las culturas mesopotámicas y el Antiguo Egipto, pasando por la gran industrialización europea del siglo XIX, hasta su persistencia actual.
Es precisamente durante la industrialización europea cuando se comenzó a incorporar en las fábricas a los menores, reclutados a causa de la gran demanda de mano de obra y de los menores salarios que percibían los niños y las niñas:
“La revolución industrial inglesa pudo alimentar el proceso de
acumulación capitalista aprovechando no sólo los inventos técnicos o las
riquezas almacenadas durante siglos de explotación colonial, sino también chupando la sangre de una fuerza de trabajo infantil barata y desamparada (...) la industria vio la convivencia de recoger aprendices en las grandes poblaciones desde la edad de siete a catorce años. Para tenerlos en gran escala se hacían requisas y contratos con sus parientes y con los directores de los establecimientos de beneficencia. El trabajo era durísimo, con jornada de catorce o quince horas, en pésimas condiciones de alimentación, higiene y de seguridad.”99
Hoy, los menores tejedores de alfombras o los niños mineros
latinoamericanos, son ejemplos no sólo de trabajo infantil, sino también de trabajo en condiciones de esclavitud.
“El trabajo infantil sigue concentrándose en la agricultura, el servicio
doméstico y el sector urbano no estructurado por el simple hecho de que es ahí
99 Cristiano Morsolin. El pasado y presente del trabajo infantil. Disponible en: www.selvas.org/dossNAT4Es.html
Visitado el 27 de septiembre de 2009.
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donde mejor se oculta a los pequeños de la vista del público. Los empleadores encubren la mano de obra infantil y en muchos países la mayoría de los niños explotados ni siquiera están protegidos por una legislación. En el caso de contar con dicha protección, las personas encargadas del cumplimiento de la misma no llegan a ellos”100. Hay quienes defienden la pronta incorporación al trabajo de los menores, olvidando que en general cuanto más pronto se produce esta incorporación menor es el equipaje educativo previamente adquirido, y por lo tanto peores las expectativas de cara al futuro101.
El trabajo infantil en Argentina
En nuestro país el día 4 de junio del 2008, y como modificación a leyes previas, se sancionó la ley 26.390 en el Congreso Nacional. Esta ley establece la edad mínima de admisión al empleo en 15 años, prohibiendo el trabajo de personas menores de 15 años desde la fecha de vigencia de esta ley hasta el 25 de mayo de 2010, en que comenzará a regir la edad mínima de admisión al empleo en 16 años y quedará prohibido el trabajo a menores de 16 años. La protección del trabajo adolescente regula entre otros, las condiciones de trabajo, la jornada de trabajo y el contrato de aprendizaje. Argentina es uno de los países de América Latina en donde el trabajo infantil ha crecido de manera considerable como consecuencia de la crisis económica. Según la Encuesta de Actividades de Niños, Niñas y Adolescentes (Eanna) del Ministerio de Trabajo, en el año 2006, el 6,5% de los niños de entre 5 y 13 años cumplen alguna tarea, y el 20,1% de los adolescentes de entre 14 y 17 años trabaja. Muchos de estos niños trabajan en las calles y se considera que el 53% de ellos consume algún tipo de droga102. La pobreza es, en nuestro país, la principal causa del trabajo infantil, pero no es la única. También influyen la desocupación adulta, el trabajo en negro, la demanda de prostitución o pornografía infantil, y factores culturales que tienden a naturalizarlo. Desde diferentes gobiernos nacionales ha existido la intención de erradicar esta dura realidad. En el año 2000 se creó la Comisión Nacional del Trabajo Infantil (Conaeti), del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social; en el 2002 se formaron doce Comisiones Provinciales de Erradicación del Trabajo Infantil (Copreti), y en el ámbito del gobierno porteño
100 José A. Paja Burgoa. La Convención de los Derechos del Niño. Tecnos. Madrid, 1998. 101 Disponible online:
existe el Consejo de los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes, que lanzó la campaña “Los niños tienen derecho a no trabajar”103. Los niños trabajadores Los más explotados suelen ser los más vulnerables, como las niñas, los huérfanos, los menores provenientes de minorías étnicas y los niños de la calle, quienes también constituyen la mayor parte de la población infantil que no recibe educación escolar104. (5) En los países industrializados, por ejemplo, son los niños llegados en las constantes migraciones los que, viviendo en la marginación, se ven obligados a trabajar para ganarse la vida. Los niños generalmente trabajan como vendedores, limpiabotas, artistas ambulantes y obreros. También recolectan basura, cartones y ofician de limpiaparabrisas. Hacen todo tipo de trabajos para ayudar a sostener a sus familias o para sostenerse ellos mismos en caso de vivir en la calle. Muchas veces comienzan a la par de sus padres, luego trabajan solos o en grupos de niños. Son contratados y explotados por un gran número de industrias que abarcan desde las textiles y el calzado hasta la elaboración de fuegos de artificio. En los países en desarrollo es muy frecuente la presencia de trabajadores infantiles domésticos que deben dejar el hogar para complementar el ingreso familiar. Este aislamiento social los excluye del acceso a servicios comunitarios y a oportunidades de recreación. Los niños que trabajan se enfrentan a muchos problemas. Al pasar la mayoría del tiempo en las calles, son más vulnerables a la tentación de robar, la drogadicción y a los asaltos de agresión física y/o sexual. Todo esto sumado a los peligros del trabajo en sí (manejo de materiales pesados, exposición a elementos peligrosos, etc.). Muchas veces las familias establecen una cuota de dinero que deben llevar los niños al hogar. Si el niño no cumple con esa cuota es castigado de manera rigurosa. Esto lleva a que los niños caigan en la delincuencia para poder volver a sus hogares con suficiente dinero como para evitar el castigo. El trabajo infantil desvirtúa la percepción de los niños, niñas y adolescentes, sus modelos a seguir por lo general son negativos y sus experiencias de vida les hacen dar crédito a actitudes de riesgo y de mayor peligro.
103 “Trabajo Infantil, Infancia robada”. Diario La Nación. Argentina. Sábado 17 de Febrero de 2007. 104 UNICEF. Comunicado de Prensa: “El día Mundial contra el Trabajo Infantil nos recuerda la necesidad de combatir las formas más graves de explotación”. Disponible online: www.unicef.org/spanish/media/media_49959.html. Visitado el 25 Sept. 2009.
Para discutir
Combatir el trabajo infantil exige un liderazgo político. Es responsabilidad de todos: progenitores, dirigentes comunitarios, el sector privado y los gobiernos. La erradicación del trabajo infantil será posible si se crean mayores oportunidades laborales para los adultos y sus comunidades. La OIT asegura que los beneficios económicos de la eliminación del trabajo infantil son mayores que sus costos. Este beneficio será evidente en el futuro, y se medirá en términos del ingreso que tendrán de adultos aquellos niños que han completado su educación y de lo que podrán contribuir a la sociedad. La UNICEF hace hincapié en que todos lo niños tienen derecho a la educación. Esto aumenta las probabilidades futuras de evitar la pobreza y garantizar la educación de sus propios hijos, lo que a su vez ayuda a combatir el trabajo infantil. Muchos cuestionan el enfoque de la erradicación del trabajo infantil alegando que no se está considerando las características culturales de muchos pueblos y naciones que lo integran como una estrategia pedagógica y de socialización. Esto criminaliza a quienes son víctimas de determinadas situaciones sociales y no tiene en cuenta la opinión de quienes dice favorecer, es decir, de niños, niñas y adolescentes. Sabemos que el trabajo infantil pone en riesgo la salud física y mental de los niños, entorpece el normal crecimiento y no da espacio para la recreación; es decir que el trabajo atenta contra los derechos fundamentales del niño. En la Declaración de los Derechos del Niño proclamada por la Asamblea General en su resolución 1386 (XIV) del 20 de Noviembre de 1959 considera que: “…el niño, por su falta de madurez física y mental, necesita protección y cuidado especiales, incluso la debida protección legal, tanto antes como después del nacimiento”. Si bien es el 12 de Junio cuando se celebra el “Día Mundial contra el Trabajo Infantil”, debemos recordar todos los días que LA HUMANIDAD DEBE AL NIÑO LO MEJOR QUE PUEDE DARLE.
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