C.E.I.D.
Lic. MARCELO JAVIER DE LOS REYES
(PRESIDENTE DEL CENTRO DE ESTUDIOS INTERNACIONALES PARA EL DESARROLLO)
(PRESIDENTE DEL CENTRO DE ESTUDIOS INTERNACIONALES PARA EL DESARROLLO)
I. EL FÚTBOL ANALIZADO DESDE EL ÁMBITO ACADÉMICO
En primer lugar quisiera destacar la importancia que tiene el deporte, en este caso el fútbol y que sea considerado en el ámbito universitario, pues todo deporte ––en especial los que son considerados deportes de masas–– nos permite acercarnos a ciertas manifestaciones de la sociedad, a ciertas expresiones de una determinada sociedad.Esto es particularmente relevante en la sociedad latinoamericana y particularmente en la sociedad argentina, pues el fútbol se vive como una pasión por buena parte de la población y a la vez constituye una de las válvulas de escape a la violencia social contenida, actúa como un catalizador de la violencia, tal vez comparable ––salvando las distancias–– al que representaban los juegos que se realizaban en el Coliseo en la Roma imperial. Esto debe ser interpretado en términos psicológicos, pues no quiere decir que en todos los encuentros futbolísticos haya violencia física.
Como un observador de la sociedad, esta invitación por parte de la Universidad Dankook me ha permitido ponerme en contacto con esa relación que existe entre este deporte y la población en general y tomar conciencia de la relevancia que tiene el fútbol con la política .
En líneas generales el estudio de los deportes de masas por parte de los académicos es un interés relativamente reciente, pues en general eran vistos despectivamente, como algo popular o como Marx consideraba a la religión, como “el opio de los pueblos”.
Dos autores brasileros, Rubén G. Oliven y Arlei S. Damo de la Universidad Federal de Rio Grande do Sul han recientemente publicado un trabajo titulado Fútbol y Cultura , el cual constituye un interesante análisis de la relación del fútbol con la identidad y con sus orígenes, sobre todo en lo que respecta al fútbol de Brasil.
Estos autores destacan que el comportamiento de los hooligans llevó a que en los años setenta algunos sociólogos europeos como Guiddens, Elías y Bourdieu comenzaran a interesarse por el fútbol, sin que ello hubiera motivado ––por esa época–– a un estudio similar por parte de los académicos latinoamericanos . Incluso ambos autores parecen fundamentar esto basándose en un libro de Pablo Alabarces .
Esta afirmación e incluso la bibliografía de la obra de Oliven y Damo desconocen un antecedente, a un sociólogo argentino, pionero en los estudios sobre el fútbol desde un análisis sociológico: Juan José Sebreli.
Sebreli comenzó a estudiar esta problemática y a publicar escritos sobre ella en la década del sesenta ––más precisamente en 1966–– en una revista argentina que se llamaba Confirmado. En 1981 publicó el libro Fútbol y masas , el cual debió haber aparecido en marzo de 1976 pero que el editor decidió no imprimirlo en un acto de autocensura con motivos del golpe de Estado del 24 de marzo de 1976, según cuenta el mismo Sebreli en un libro más reciente, La era del fútbol , en el cual actualiza y profundiza su trabajo anterior.
En muchas ocasiones a raíz de las conductas de los hooligans, o de lo que nosotros denominamos las barras bravas, el fútbol suele ser considerado como un deporte violento. Pero el fútbol como espectáculo o como arte ––como gustan considerarlo los apasionados de este deporte–– es de por sí mucho menos violento que el rugby, que el boxeo e incluso del basquet.
Estimo que en ello influye una imagen idealizada de las olimpíadas en la Grecia Antigua, como si hubiesen sido unos juegos que se caracterizaban por su fraternidad, por su espíritu pacífico y por una ética deportiva. Yendo más lejos podríamos pensar que en aquella época no se hacía uso de estimulantes, lo cual no es cierto. Hoy como entonces los deportistas recurren al uso de esos productos para alcanzar un mayor rendimiento físico.
Pero frente a ello debemos tener presente algunos elementos: en principio las olimpiadas eran un respiro en momentos de guerras entre las ciudades-estado helénicas y estaban constituidas por deportes sumamente violentos que terminaban con la muerte de alguno de los contendientes y esto ante un sinnúmero de espectadores. Baste con recordar el pugilato o el pancracio. Tal vez desde este punto de vista y hasta la actualidad hemos ido evolucionando, al menos mientras los seguidores de los reality shows no pidan más a los productores de ese tipo de programas.
II. EL FÚTBOL Y LA POLÍTICA INTERNACIONAL
La utilización del deporte por la política no es monopolio exclusivo de ninguna ideología en especial. Tanto el fascismo, como el nacionalsocialismo alemán, el socialismo, el comunismo y el capitalismo han sabido sacar rédito al deporte. En la actualidad el capitalismo ha hecho del fútbol una lucrativa empresa constituyendo un negocio muy productivo y de allí la importancia al momento de nombrar sedes para los mundiales de fútbol.
Pero la vinculación de este deporte con la política internacional no es nueva y para su análisis se hace necesario recurrir a los primeros mundiales. Para ejemplificar la utilización de los deportes por parte de los totalitarismos y de los gobiernos autoritarios es posible mencionar la copa mundial de fútbol de Italia de 1934 que jugó un importante papel en la propaganda fascista del gobierno de Benito Mussolini. Verdaderamente, el triunfo de la selección de Italia fue un triunfo del fascismo.
El hecho vuelve a repetirse en el mundial de Francia de 1938, en marzo de cuyo año Alemania procedió al Anschluss, la anexión de Austria y el 1° de octubre la ocupación de Checoslovaquia, ya en vísperas de la Segunda Guerra Mundial. La situación política de Italia llevó a que el público en Francia no sintiera simpatía por el equipo italiano que concurría para revalidar su título de 1934. En filmaciones de la época puede advertirse que los jugadores italianos realizaron el saludo fascista y, finalmente, volvieron a darle un triunfo a la ideología de Mussolini.
Las filmaciones de ese mundial también muestran al equipo alemán realizando el saludo nazi y con una camiseta alemana que en el pecho tenía bordada el águila y sobre ella la svástica, símbolo del nacionalsocialismo liderado por Hitler.
En casi todos los países de América Latina el fútbol es el deporte popular por excelencia y constituye un movilizador de masas, de pasiones y de nacionalismos exacerbados. En Centroamérica, en 1969, el fútbol fue el origen de un enfrentamiento armado entre Honduras y El Salvador en momentos en que los equipos de ambos países disputaban un partido por la clasificación para la Copa del Mundo. Este enfrentamiento fue conocido como la “guerra del fútbol”.
El primer partido entre ambos equipos tuvo lugar en Tegucigalpa el domingo 8 de junio de 1969 en el cual Honduras venció a El Salvador por 1 a 0. Los salvadoreños se sintieron humillados por esta derrota e incluso una joven se suicidó, “una joven que no pudo soportar la humillación a la que fue sometida su patria”, según publicó al día siguiente el diario salvadoreño El Nacional .
A la semana se jugó la revancha en la capital de El Salvador, cuya población no recibió de buen ánimo a sus contrincantes. En esa oportunidad El Salvador venció a Honduras por 3 a 0 .
Este partido incrementó la tensión que existía entre las poblaciones de ambos países, tensión que no se motivó sólo en diferencias deportivas sino que tenía su raíz en la crítica situación económica de El Salvador que produjo la emigración de unos 300.000 campesinos sin tierra a Honduras en búsqueda de mejores oportunidades. Estos campesinos debían retornar a El Salvador pero ello incrementaría la desocupación. Este conflicto armado tuvo 100 horas de duración y cesó gracias a la intervención de la OEA dejando un saldo de 20.000 heridos.
En el ambiente futbolístico argentino es conocido un hecho que transcurrió en el Mundial de México de 1986. Cabe recordar la tradicional rivalidad existente entre Gran Bretaña y la Argentina originada en las invasiones inglesas de 1806 y 1807 ––en las que militarmente fueron derrotados por los ciudadanos de Buenos Aires––, en la invasión inglesa de las Islas Malvinas de 1833 y en la guerra que se produjo entre ambos países cuando el gobierno militar argentino intentó su recuperación en 1982.
En ocasión de ese mundial, celebrado cuatro años después de la guerra del Atlántico Sur, los equipos de ambos países se enfrentaron y allí Diego Maradona convirtió un gol con la mano sin que el árbitro lo advirtiera. Ese gol luego fue conocido como la “mano de Dios”. Pero en torno de este partido existió un enfrentamiento entre la barra brava argentina y los hooligans ingleses.
En ese enfrentamiento los argentinos le arrebataron a los ingleses una bandera inglesa generando la ira de los hooligans que persiguieron a los argentinos para recuperarla. Para sorpresa de los ingleses, los argentinos los condujeron hacia un callejón sin salida tendiéndoles una emboscada, pues, allí los esperaba otra parte de la barra brava argentina con los resultados imaginables.
Ese grupo de argentinos estaba integrado principalmente por la barra brava del Club Chacarita Juniors de Buenos Aires, quienes conservan aún esa bandera inglesa.
Esto que parece meramente una nota periodística se convierte en una historia interesante cuando se relaciona con otra historia futbolística. La hinchada de Chacarita Juniors es una de las principales enemigas de la hinchada de otro club de fútbol de la provincia de Buenos Aires, el club Deportivo Morón. Ambos clubes, antes del ascenso de Chacarita a la Primera División, jugaban en la “B” que es la categoría anterior a la de los grandes equipos de fútbol de la Argentina.
Durante un partido entre ambos equipos, la hinchada de Deportivo Morón comenzó a hostigar con cánticos a la hinchada de Chacarita lo cual motivó su reacción: la hinchada de Chacarita sacó la bandera inglesa y se la mostró a sus adversarios. Este hecho motivó que cesaran las agresiones y, por el contrario, produjo el aplauso y la ovación de la hinchada agresora, la de Deportivo Morón.
Esta pequeña historia tiene varias connotaciones relevantes, pues por un lado se vincula a nuestra historia nacional, la de la rivalidad con Gran Bretaña y la de un conflicto armado que ha dejado heridas abiertas en varios centenares de familias argentinas y estimo que también británicas. Por otro lado, esa bandera inglesa actuó como un factor aglutinante entre dos hinchadas enemigas, cual si fuera un trofeo de guerra. Este es un punto importante porque se conecta con la “identidad”, tema muy importante que será abordado más adelante.
Ya más recientemente en la copa mundial de Francia de 1998, tuvieron que enfrentarse las selecciones de Irán y de los Estados Unidos, partido en el cual los jugadores iraníes entregaron a los estadounidenses un ramo de flores, mientras que en Teherán, luego del triunfo de la selección iraní, los iraníes cumplieron con el ritual de quemar la bandera de los Estados Unidos .
Estos pocos ejemplos nos sirven como modelo para apreciar como los conflictos entre diferentes países son llevados al terreno deportivo.
III. EL FÚTBOL Y LA POLÍTICA DOMÉSTICA
La utilización del deporte por la política no es monopolio exclusivo de ninguna ideología en especial. Tanto el fascismo, como el nacionalsocialismo alemán, el socialismo, el comunismo y el capitalismo han sabido sacar rédito al deporte y podría afirmarse que el fútbol ha sido captado por la economía de mercados convirtiendo a la FIFA en una gran empresa multinacional.
La historia nos muestra muchos hechos en que la política, o mejor dicho sus dirigentes, se vinculan con el fútbol y esto no solamente en la Argentina.
Por ejemplo, en septiembre de 1916 en México la política y el fútbol se asociaron por primera vez, organizando la Copa Deuda Nacional que disputaron dos equipos mexicanos ––el México y el España–– con el objetivo de reunir fondos que contribuyeran al pago de la deuda del gobierno .
Pocos años después, en 1921, el gobierno de Alvaro Obregón llevó a cabo el primer Campeonato Nacional de Fútbol para conmemorar el Centenario de la Independencia, donde participaron equipos de todo el país .
IV. EL FÚTBOL Y LA POLÍTICA EN LA ARGENTINA, EL MUNDIAL ‘78
Según Juan José Sebreli los dirigentes de los clubes deportivos argentinos muy frecuentemente son políticos que llegan al club como un medio para acrecentar su poderío, o bien, comienzan su carrera política a partir de su actuación en el club .
Esto ha sido así fundamentalmente desde que se profesionalizó este deporte en la Argentina, en 1931, aunque ya existían algunos antecedentes.
El 6 de septiembre de 1930 se produjo el primer golpe de Estado que llevó al gobierno al general José Félix Uriburu y que derrocó al presidente democrático Hipólito Irigoyen de la Unión Cívica Radical. Este quiebre institucional es uno de los tristes hitos históricos de la historia argentina y encierra en sí mismo la responsabilidad de ser uno de los causantes de la declinación económica del país.
La profesionalización del fútbol al año siguiente, le permitió a varios dirigentes políticos del partido derrocado integrarse a la dirigencia de los clubes para mantener contacto con las masas . Esta lección fue luego aprendida por los seguidores del derrocado presidente Juan Domingo Perón en oportunidad del golpe militar de 1955, conocido en nuestra historia como Revolución Libertadora.
En la década del cincuenta, durante el gobierno del general Perón también hubo vinculaciones entre el Racing Club y el ministro de Hacienda, Ramón Cereijo, hombre fuerte del régimen que ha contribuido en la construcción del estadio y cuyos favores llevaron a que en esa época algunos llamaran a Racing Club como “Sportivo Cereijo” .
En 1978 la Argentina tuvo la oportunidad de ser sede de un mundial de fútbol, el cual fue organizado por la dictadura militar que asumió el poder en el marco de una difícil coyuntura política signada por el desorden generalizado, la subversión y los grupos paramilitares.
El Proceso de Reorganización Nacional ––como se autodenominó el gobierno militar–– encuentra para su defensa el atenuante que la responsabilidad de la organización del Mundial ’78 comenzó con el gobierno democrático al finalizar el Mundial ’74 en Alemania y los militares accedieron al gobierno en marzo de 1976 sin que se hubiese realizado ninguna obra.
Pocos se animaron a hablar de los factores negativos que tendría llevar a cabo el campeonato de fútbol pues se asumió su realización como una “cuestión de Estado”. Esto fue válido tanto para el gobierno democrático derrocado en marzo de 1976 como para el gobierno militar.
Uno de los máximos opositores fue el periodista Dante Panzeri quien fue muy realista en sus planteos y a quien José Luis Sebreli cita asiduamente en sus libros.
Según Dante Panzeri el Mundial ’78 se convirtió en un tema que los sucesivos gobiernos fueron heredando desde la presidencia del general Lanusse, a principios de la década del setenta, “pero que nadie se atrevió a rechazar, por temor a la impopularidad política” .
A su criterio, la Argentina no estaba en una situación económica que le permitiera asumir los costos de realización de ese campeonato y consideraba que los cálculos realizados sobre ingresos y cantidad de turistas que llegarían al país habían sido sobreestimados. En función de esos cálculos que Panzeri estimaba irreales, expresó que la Argentina debía haber renunciado a su realización tal como los Estados Unidos lo hicieron con los juegos olímpicos de 1976 ––que luego se llevaron a cabo en Montreal, Canadá–– y tal como lo hicieron otros países con respecto a otros encuentros deportivos internacionales .
Panzeri también consideraba excesivos e innecesarios los gastos de las obras de infraestructura para ese mundial y el tiempo hubo de darle la razón cuando luego del gobierno militar comenzaron a analizarse las cuentas.
La realidad fue que durante el período previo y hasta más allá del mundial Argentina ’78, el gobierno militar contó con el respaldo de todos los medios masivos de comunicación, los cuales había nacionalizado. También algunos medios gráficos privados y algunos periodistas deportivos se identificaron con el mundial.
Mientras tanto, en algunos países de Europa, se organizó una campaña que tenía por finalidad boicotear la realización del mundial debido a las violaciones a los derechos humanos que llevaba adelante el gobierno argentino. La intención de esta campaña era presionar a sus gobiernos y a sus jugadores para que no asistieran, pero finalmente el boicot fracasó.
El gobierno pudo lograr su objetivo de terminar a tiempo las obras y de encolumnar masivamente a la población detrás del seleccionado argentino y del mismo mundial. La Junta Militar intentaba de esta manera enfrentar a las campañas extranjeras en su contra y aglutinar a la población argentina haciendo uso del fútbol como un elemento capaz de generar la unidad nacional. La realidad es que Argentina ’78 contribuyó más a reforzar la lealtad popular en torno del fútbol que a fomentar la identidad nacional.
Cada argentino se convirtió en un director técnico, todos opinaban sobre cómo armar la selección nacional o qué jugadores debían integrarla en cada partido.
Como Argentina es un país de inmigración ––al menos así fue hasta los recientes hechos políticos de diciembre del 2001–– un partido de fútbol podía dividir las opiniones en el seno familiar, pues habitualmente había algún abuelo o padre español, italiano o de alguna otra nacionalidad.
También fue muy importante otro cambio en la sociedad a partir del mundial. Con anterioridad los padres y sus hijos varones solían compartir el almuerzo familiar para luego concurrir al estadio de fútbol mientras las mujeres se quedaban en la casa. A partir del mundial Argentina ’78 las mujeres se incorporaron a este tipo de manifestaciones, comenzaron a expresar sus opiniones y concurrieron a ver los partidos. Una primera participación de la mujer se había iniciado unos años atrás a partir de las apuestas deportivas.
Fue durante este gobierno que comenzó a hablarse de Diego Maradona aunque no jugó en el seleccionado argentino. Un año después, en 1979, el seleccionado juvenil que integró Maradona ganó en Tokio, dándole otro triunfo a la Argentina pero también a los militares, pues utilizaron ese triunfo para agasajarlos como héroes nacionales.
Sebreli le ha dedicado un capítulo de su libro a Maradona, en el cual también puede observarse como el jugador ha sido utilizado políticamente tanto por la dictadura militar como por los gobiernos democráticos de Raúl Alfonsín y de Carlos Menem. El mismo Maradona no se ha privado de emitir opiniones sobre política o de alabar a Fidel Castro.
La relación entre el fútbol y la política aún perdura. Recientemente el presidente del Club Boca Juniors ––tal vez el club de fútbol más importante de la Argentina–– fue considerado nuevamente como uno de los posibles candidatos a la presidencia de la República en un futuro no muy lejano. Mauricio Macri es hijo de un importante empresario de la Argentina, que inició hace algunos años su experiencia en la dirigencia futbolística con miras ––seguramente–– a utilizar esa posición para el inicio de una carrera política. En las actuales circunstancias algunos medios de prensa y algunos políticos tradicionales impulsan cautelosamente su candidatura a presidente de la Argentina.
V. LAS BARRAS BRAVAS
La vinculación entre el fútbol y la política está fuertemente demostrada y los medios cada tanto hacen mención a este tema.
Ya en 1990 la barra brava del Club Chacarita Junior agredió a un grupo de disidentes en momentos en que el entonces presidente Menem pronunciaba un discurso en la Sociedad Rural durante la inauguración de la exposición anual de agricultura y ganadería. Este grupo, en su mayoría, responde a un dirigente del partido que actualmente gobierna la Argentina, el Senador Luis Barrionuevo, también dirigente del sindicato de gastronómicos.
La revista La Primera bajo el título “Barras S.A.” recientemente hizo mención a estas conexiones entre la dirigencia política y los sectores más violentos de las hinchadas de fútbol .
Muchos de sus miembros participan en los actos políticos a cambio de algunos beneficios o de alguna compensación económica y suplen el vacío dejado por aquellos que ya descreen de la política. También son recompensados con cargos públicos en algunos municipios y en marzo de este año un programa de televisión hizo referencia a un caso bastante conocido en el mundo del fútbol .
En algunos casos estas barras cumplen un rol que podría compararse con el de los mercenarios. Un dirigente de una barra brava que logra apoyar a un dirigente político a través de la movilización de unos cuantos cientos de personas ––y en algunos casos de unos miles–– puede ser recompensado con empleos públicos en determinados municipios.
El artículo de la revista La Primera menciona que una parte de la hinchada de Boca Juniors durante un partido en octubre de 2001, mostró una tela pintada que decía “Cafiero Senador”, publicidad que fue recompensada con $ 80.000, en ese momento US$ 80.000. Esa misma nota periodística denuncia que miembros de la una barra brava habrían trabajado para algún político durante los saqueos a comercios que derrocaron al presidente De la Rúa en diciembre del 2001.
VI. FÚTBOL, SOCIEDAD E IDENTIDAD
El fútbol contiene una fuerte ambigüedad pues por un lado es un factor de división en el seno de la sociedad y por otro constituye un aglutinante nacional, un elemento generador del nacionalismo.
Fronteras adentro, el fútbol divide en función de la multiplicidad de clubes que existen en un país. Pero genera una fusión de esa diversidad cuando juega la selección nacional o cuando el enemigo es común a ambas hinchadas, como en el ejemplo de aquellas dos que dejaron de lado la agresión cuando una de ellas levantó la bandera inglesa.
Lo mismo ocurre cuando dos barras bravas se enfrentan entre sí y aparece la policía. En ese momento ambos grupos se unen en contra de un enemigo común y existe un caso paradigmático. Varios años atrás la barra brava del club Tigre ––que en ese momento enfrentaba a Deportivo Morón–– tuvo un choque con la policía y los seguidores del equipo contrincante, Morón, concurrieron en su auxilio. Este hecho llevó a que ambos equipos se encuentren anualmente a jugar la Copa Amistad y, una vez finalizado el encuentro deportivo ambos grupos se reúnan para compartir un asado.
Esta violencia que se genera contra la policía fue ratificada recientemente por un comisario de la Policía Federal Argentina, quien ––como consecuencia de un violento enfrentamiento entre hinchadas el 3 de marzo de este año–– expresó que los barras se jactan de pelearse con la Policía, para ellos es un triunfo .
Estos detalles son importantes y constituyen, a su vez, un elemento distintivo entre las manifestaciones de las hinchadas de los equipos de la Primera A y de los equipos de la B.
Los equipos de Primera A, generalmente de Buenos Aires o de las cercanías de la ciudad de Buenos Aires, trascienden las fronteras barriales y las fronteras metropolitanas pudiendo abarcar con sus adeptos el territorio nacional.
Pero los equipos de la B generan una fuerte identidad local o regional al punto de que en muchos casos sus seguidores conforman lo que actualmente se denomina una tribu urbana. Tribus urbanas son aquellas pandillas, bandas o simplemente agrupaciones de jóvenes que visten de forma similar y llamativa, que poseen hábitos comunes y hasta lugares fijos de reunión, podrían ser denominadas tribus urbanas.
Otra definición de este fenómeno que se produce en las grandes urbes y que constituye una subcultura es la siguiente:
Son hijos del sistema. Se apropian de los bajos de la ciudad global. Sus escenarios se identifican mediante su indumentaria y los códigos verbales, gestuales y éticos.
En Madrid, por ejemplo, actualmente se han catalogado unas 18 tribus urbanas. Ejemplos de ellas son los skins, los punks, los rockeros.
Estos grupos se asocian de forma voluntaria compartiendo un conjunto de afinidades que les proporcionan identidad que en general contiene elementos de trasgresión hacia las normas de la sociedad, pero que están permitidas en el seno del grupo. Por ejemplo, el consumo de alcohol, de drogas y ciertos delitos. La violencia debe ser vista como un elemento a través del cual se obtiene una autoafirmación, pero no todas las tribus urbanas hacen de la violencia un culto, tal vez sí de la rebeldía dado su carácter antisistema.
El integrante de una de estas tribus urbanas obtiene seguridad y, en muchos casos, encuentra entre sus miembros la contención y el afecto que no halla dentro de su familia. Acorde con estos lineamientos, se asocian muchos de los seguidores de estos equipos de fútbol.
Dentro de estas bandas existen ciertos códigos. Por ejemplo: “la violencia contra el enemigo es admitida, constituyendo uno de sus códigos”. Existen barras bravas terriblemente enemistadas entre sí, pero el enemigo común es la policía. Toda institución o persona que represente a la autoridad ––árbitros, juez de línea, policía–– constituye un enemigo natural.
Había mencionado que el consumo de droga es aceptado pero no así su comercialización dentro del estadio. La escala de valores de estos grupos está invertida con respecto al resto de la sociedad, que puede ser difícil de comprender desde nuestros parámetros. Existe una cuestión de rebeldía antisistema que juega un papel fundamental en su comportamiento, pues suelen ser desocupados, excluidos del sistema, y lo global encuentra resistencia en estos grupos que tienen una marcada identidad territorial, a la que contribuye la pertenencia a un club local con un fuerte reconocimiento social.
Un ejemplo de ello ha sido que luego de los atentados del 11 de septiembre circularan correos electrónicos con una foto trucada de Bin Laden con la camiseta de alguno de estos equipos de fútbol. También el Che Guevara constituye uno de los ídolos de estos grupos. Pero en realidad existe un desconocimiento de la ideología de estos personajes, es decir que son tomados como iconos antisistemas, como modelos que apelan a la violencia y es precisamente este el lenguaje que comparten. Esto se relaciona con la exclusión, con la marginalidad.
Si uno de los líderes de la banda es detenido por la policía, el grupo realiza una colecta entre los hinchas para el pago de su fianza y a nadie se le ocurriría utilizar ese dinero para otros fines que no fuera el propuesto.
El tema de la colecta también es muy interesante porque los integrantes de las barras bravas suelen ser desocupados o marginados por la sociedad que acompañan a su equipo a todos los partidos sin importar la distancia. Entonces muchos de sus miembros solicitan alguna contribución en la puerta del estadio para viajar y entre la hinchada existe una regla de oro que dice que: un peso no se niega porque va a ir a alentar a “nuestro” equipo.
VII. REFLEXIONES FINALES
Cuando un deporte pone en funcionamiento grandes cantidades de dinero se convierte en el centro de interés de ciertos sectores capaces de cometer ilícitos para obtener beneficios. Esto es válido para todos los deportes y para todos los países.
La droga y la corrupción están en todos los deportes y a nivel mundial. Hoy se sabe de las metodologías utilizadas para consumir esas drogas así como para evitar los resultados positivos en los análisis por parte de algunos equipos franceses de ciclismo. Son numerosos los hechos de deportistas que obtuvieron resultados positivos en los estudios antidoping, algunos de ellos famosos internacionalmente.
En algunos casos la política estaba detrás de estas maniobras. Durante la era comunista la República Democrática Alemana suministraba estupefacientes a sus deportistas en los Juegos Olímpicos y esto fue comprobado luego que se desclasificaran documentos confidenciales.
A lo largo de esta exposición se ha podido ver como la profesionalización de un deporte de masas, como lo es el fútbol, se convierte en un objeto de interés por parte de la dirigencia política y ver asímismo que esto no solamente ocurre en la Argentina.
Pero si hay algo que en la Argentina puede aglutinar a la población más allá de algún acontecimiento nacional o político es el fútbol. Seguramente que un partido en el que juega la selección puede lograr una mayor aparición de banderas argentinas en las casas y en los comercios que un feriado nacional. En un país de inmigración como la Argentina la identidad es lograda a través de los equipos de fútbol.
Ha quedado en evidencia que el fútbol puede ser manipulado en función de determinados intereses políticos nacionales como locales. Al analizar el caso de esos grupos que podríamos denominar tribus urbanas, que corresponden a equipos que brindan una pertenencia local, sus contactos con la política estaría dada por su vinculación con el intendente de la ciudad o con algún otro político del gobierno comunal. Estos equipos locales son los que en el fútbol argentino brindan identidad a sus seguidores y de allí sus lazos con las autoridades regionales.
Para finalizar quisiera destacar que como todo deporte en el cual se entromete la política, ésta genera corrupción. No obstante es conveniente visualizar algunas cuestiones en torno a los beneficios que el fútbol le otorga a un simpatizante de su equipo.
Cabe aquí observar que los simpatizantes de esos equipos sienten que es el fútbol el que les da alegría, el que les devuelve algo: por un lado, el fútbol le ofrece dignidad desde la identidad y, por otro, le ofrece esperanza, valor que no le otorga actualmente la política.
En el mismo sentido puede observarse en estos grupos un sentimiento de solidaridad, que no se obtiene a través de una participación en un partido político. Finalmente podría sintetizar que la gente canaliza el fervor a través del fútbol por la desesperanza que le da la política.
La Asociación del Fútbol Argentino y la política
Período Presidente de la AFA Vínculo con la política
1934 Tiburcio Padilla Fue Diputado de la Unión Cívica Radical (UCR).
1937-1938 Eduardo Sánchez Terrero Yerno del presidente de la Nación, general Agustín P. Justo.
1939 Adrián C. Escobar Miembro de la línea antipersonalista de la UCR al igual que el presidente de la Nación Roberto Ortiz. Además ocupaba el cargo de director de Correos y Telégrafos.
1941-1943 Ramón Castillo Hijo del presidente de la Nación.
1943 General Eduardo Ávalos Se produjo el golpe militar de 1943.
1948 Oscar Nicolini A partir de este año la AFA se convierte en una dependencia del gobierno del general Juan Domingo Perón. Nicolini era también Director de Correos y Telégrafos y probablemente amigo de la madre de Eva Perón.
1949 Cayetano Giardullo Vinculado al gobernador de la provincia de Buenos Aires, Domingo Mercante.
1950-1952 Valentín Suárez De extracción sindicalista, ligado al gremio metalúrgico, jefe de relaciones públicas de Sniafa y subdirector del Ministerio de Trabajo y Previsión en 1948.
1955 Cecilio Conditti Ex obrero, dirigente del sindicato gráfico, secretario de la Confederación General del Trabajo (CGT) durante el gobierno de Perón y durante el gobierno de la presidente Isabel Perón (1974) fue interventor de la CGT y Ministro de Trabajo.
1955 Arturo Bullrich La AFA fue intervenida por el gobierno militar de la Revolución Libertadora que derrocó a Perón en 1955. Bullrich era miembro de la Sociedad Rural, de la Asociación de Criadores Shortorn, de la Bolsa de Comercio y del Jockey Club.
1956-1966 Raúl Colombo Militante de la UCR, fue diputado y ocupó varios cargos públicos bajo el gobierno del presidente Arturo Frondizi.
1966 Francisco Perette Hermano del vicepresidente de la Nación.
1967-1968 Cecilio Conditti Gobierno del general Juan Carlos Onganía, quien intenta impulsar el corporativismo.
1969 Juan Martín Oneto Gaona Interventor de la AFA. Dirigente de la Unión Industrial Argentina (UIA) y de la Manufactura Piccardo y caballero de la Orden de Malta.
Tesorero del Jockey Club de Buenos Aires.
Valentín Suárez Interventor de la AFA. El intento corporativista de Onganía lo llevó a recurrir al apoyo de la CGT y aun acuerdo con el peronismo.
1969 Aldo J. Porri Dirigente del Club Chacarita y ligado al sindicalismo a través de Conditti.
1971 Raúl D’Onofrio Dirigente del Club Vélez Sarsfield y vinculado a la Unión Obrera Metalúrgica (UOM)
1973 Baldomero Gigan Interventor de la AFA nombrado por el gobierno democrático del Partido Justicialista. Fue dirigente del Club Boca Juniors y afiliado al partido. Se lo vinculó a quien luego fuera presidente, Raúl Lastiri, y a José López Rega, entonces Ministro de Bienestar Social, de quien dependía la AFA. Fue rápidamente destituido.
1973-1974 Fernando Mitjans Escribano. Primero fue Interventor y luego Presidente de la AFA. Militante del Partido Justicialista. Reforma del Estatuto de la AFA elaborada en el Ministerio de Bienestar Social de López Rega y en la Secretaría de Deportes conducida por Pedro Eladio Vázquez.
1974-1976 David Lorenzo Bracutto Titular del Club Huracán. Contaba con el respaldo del dirigente de la Unión Obrera Metalúrgica, Lorenzo Miguel, sindicato del cual era médico. Su gestión finalizó cuando se produjo el golpe militar de 1976.
1976-1979 Alfredo F. Cantilo Nombrado a partir de la gestión del gobierno militar. Abogado, fue presidente del Colegio de Árbitros en la época de Oneto Gaona. Socio del Jockey Club y del Ocean Club de la ciudad de Mar del Plata. Fue nombrado por presión del Almirante Lacoste quien presidió el organismo que tuvo a su cargo la realización del Mundial ’78.
1979-continúa Julio Grondona Comerciante. En 1956 fundó el Club Arsenal de Sarandi. Se convirtió en presidente del Club Independiente en 1977. Afiliado de la UCR. Contó con el apoyo de quien fuera presidente de la FIFA, Joao Havelange.
Fuentes:
Juan José Sebreli, La era del fútbol. Buenos Aires: Sudamericana, 1998, p.349
Walter Clos. “Breve Historia de algunos dirigentes locales de fobal”. En: Humor, n° 97, enero de 1983 (Buenos Aires).
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